Durante la últimas décadas, el internet ha evolucionado y las empresas que antes renegaban la relevancia de un medio con gran potencial, han sabido por fin entender de la importancia de mantener su presencia en la red y lo que ello puede suponer, así como los beneficios que puede reportar.
Durante esta evolución, las empresas han aprendido a aumentar su visibilidad con el objetivo de que los usuarios y consumidores puedan encontrarlas y lleguen hasta ellas, a destacar, e incluso a establecer nuevos procesos de comercialización a través de la red.
Sin embargo, la llegada y evolusión de las redes y medios sociales ha supuesto el inicio de una nueva era digital donde las reglas básicas de la comercialización y marketing online se han visto renovadas y donde las estrategias más tradicionales ya no son suficientes para conseguir, generar o ganar la confianza de los consumidores.
Las marcas tienen ahora el reto de saber gestionar su reputación escuchando lo que se dice de ellas, actuando en consecuencia y aprender a comunicar y 'seducir' generando recursos e información relevante y de calidad.
La masiva presencia de empresas en la red y el aumento de la tendencia de los consumidores que recurren cada vez con mayor frecuencia a internet para buscar información sobre servicios, productos, etc..., hace necesario que las empresas busquen fórmulas para diferenciarse de una feroz competencia y generar una mayor conciencia de marca.
Está en juego la reputación de cada negocio y por ello es importante desarrollar nuevas experiencias que aprovechen los recursos actuales y los nuevos medios sociales para generar nuevas relaciones y vínculos emocionales positivos entre los usuarios y consumidores.
Ya no son válidas las 'estrategias estáticas'. Las empresas deben actuar de forma dinámica para mejorar su visibilidad y reputación pero haciendo uso de los recursos de una manera optimizada, coherente y planificada. Es importante lo que los consumidores pueden opinar, pero también lo es aquello que las empresas pueden o intentan comunicar, así como cual es la forma más adecuada de hacerlo. Hemos de recordar que el contenido sigue siendo el rey, pero también lo es el contexto.
Las empresas deben comprender que la 'vida digital' no tiene por que suplantar o reemplazar las experiencias y relaciones reales. Pero con ello tampoco menospreciar el poder de un medio como internet que cada vez influye y repercute de una forma más directa sobre los negocios en la dimensión paralela de la propia vida real.